El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que se caracteriza por la presencia de deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social. Además, las personas con este trastorno, pueden presentar patrones de comportamiento, de intereses o de actividades repetitivos con dificultades para hacer frente a cambios inesperados.
Tiene causas genéticas, aunque los factores ambientales pueden interactuar con su origen. Los cambios en los patrones de desarrollo cerebral son evidentes a partir de los 2 años. Esto nos lleva a los antecedentes prenatales y perinatales. Además, el cuadro de síntomas es permanente.
Conociendo el autismo
Siguiendo el sistema de clasificación ICD-10 utilizado en Europa, existen dos subgrupos principales: el autismo clásico y el síndrome de Asperger.
El autismo clásico tiene asociadas diferentes dificultades de aprendizaje. Estas personas poseen un coeficiente intelectual por debajo de la media al que se le suman dificultades del lenguaje. En cambio, el Síndrome de Asperger comparte las características del autismo clásico pero sin las dificultades de aprendizaje. Los pacientes poseen un coeficiente intelectual medio o incluso superior a la media y no presentan dificultades del lenguaje.
El autismo presenta algunos aspectos incapacitantes (como la discapacidad en la comunicación social) y aspectos diferenciadores. Algunas de estas diferencias involucran áreas de fortaleza (por ejemplo, atención o memoria para los detalles y reconocimiento de patrones o sistematización), que bajo las condiciones adecuadas, pueden manifestarse como talento. Conocer esta dualidad (discapacidad y diferencia) permite segmentar las actuaciones a realizar. Así, es posible centrarse en los aspectos incapacitantes y trabajar con ellos para aliviarlos. Se pueden trabajar programas para el empleo, desarrollo de habilidades sociales incluso tratamientos farmacológicos si es necesario.
Dado que la mayoría de nuestros alumnos manifiesta pobre integración sensorial, tema del que hablaré en otro momento, en ocasiones no regulan bien las sensaciones que reciben y pueden combinar periodos de colaboración, con hiperrespuesta a estímulos diversos o lo contrario. La hiperrespuesta se refiere a una reacción exagerada a ciertos factores como ruidos, texturas o movimientos. La clave consiste en conocer al joven, identificar a lo que reacciona y trabajar con eso, después generalizar el programa en casa y en otros entornos.
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